De la
muerte no solemos hablar,
convivimos con ella
Como
quien lo hace con una posibilidad remota.
Va por ahí
en
busca de caprichos, en más de una ocasión pasa a nuestro lado
y a la
vida parece no importarle.
Cuando
se presenta a destiempo
y se cobra una vida, dos, tres,
y te toca y no te hunde, y te ahoga y no te
mata
te angustia y no te rindes, y la enfrentas
y le dices que se vaya.
Entiendes
muchas cosas que hasta entonces ignorabas
Como que
la noche es fría, que el dolor ajeno duele
Que ese
puñal de nostalgia amenaza con robarnos el aire.
Aprendes
que tu voz sin mi voz no se oiría, y que existes
Porque
existes en los ojos de los otros,
Aprendes
que la nada viene después, y que aquí hemos
Venido
a hacer el amor a las cuatro de la tarde, que ya es mucho
Bien
pensado.
No
tengo ni la más remota idea de qué es la vida
Pero si
conozco a alguna vida personalmente
Y empiezo a sospechar que la muerte
es una
idiota que se va con quien menos la merece.
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